Un día como hoy, hace 65 años, la Unión Soviética lanzó al Sputnik II, su segundo satélite orbital. A bordo iba la perrita “Laika”, el primer ser vivo en ir al espacio.
Puesta en órbita el 3 de noviembre de 1957 en conmemoración del 40 aniversario de la revolución bolchevique, la Sputnik II fue, sin duda, otra expresión propagandística del poder soviético frente a los estadounidenses, en pleno auge de la Guerra Fría.
Científicamente, buscó demostrar la posibilidad de sobrevivencia de los tripulantes en órbita, enviando seres vivos al espacio.

Laika fue la candidata seleccionada de varios canes reclutados de las calles de Moscú, al considerar que su adaptabilidad a las temperaturas extremas y la precaria alimentación la haría más resistente a la dura prueba.
Así, esta célebre perrita fue enviada al espacio en una cápsula del tamaño de una lavadora, provista de un arnés especial, sensores biométricos, dispositivos para la regeneración química del aire y un alimentador automático.

A pesar de los reportes médicos y la propaganda soviética inicial, informes rusos desclasificados en 2002 señalaron el fallecimiento prematuro del can debido al estrés y fallos en el sistema de enfriamiento, unas 6 horas después del viaje. La inmortal Laika, había dado su vida en aras progreso espacial, pero su muerte no fue en vano.
Cuatro años después, Yuri Gagarin emularía la misma hazaña, convirtiéndose en el primer ser humano en el espacio.
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