Según hallazgos recientes, nuestra Vía Láctea no es la galaxia espiral plana que imaginábamos, sino más bien deforme y retorcida, lo que sería el legado de un proceso de colisión galáctica aún en curso…
Durante siglos, la imagen que la humanidad ha tenido en mente sobre nuestra Vía Láctea se asocia a una espiral de estrellas y polvo cósmico achatado.
Sin embargo, nuevos datos de la misión Gaia revelan un panorama diferente: en lugar de un disco plano bonito y ordenado, tenemos un objeto espiral con una torcedura en su columna vertebral. Los científicos creen que esta “deformación” podría deberse a una serie de colisiones pasadas con galaxias más pequeñas en determinados momentos del pasado algo violento de nuestro vecindario estelar.
La misión Gaia fue lanzada por la Agencia Espacial Europea (ESA) en 2013 y desde entonces ha estado recopilando datos para producir el mapa 3D más preciso de la Vía Láctea hasta la fecha. Ha hecho un gran trabajo revelando el pasado algo violento de nuestra galaxia, estudiando cuidadosamente los movimientos apropiados, las velocidades radiales y las distancias de las estrellas para determinar dónde está todo y cómo se mueve.
Fuente: Sciencealert
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