Cheops, el satélite europeo que estudiará el radio y la densidad de cientos de exoplanetas, aquellos fuera de nuestro sistema solar, ya está en órbita, después de que, en un segundo intento, el cohete Soyuz lograra despegar el 18 de diciembre desde el Puerto Espacial de Kurú, Guayana Francesa.
Cheops es sobre todo una misión de afinado, pues mirará estrellas donde ya se sabe que hay exoplanetas para medir su radio exacto y, con la ayuda de telescopios terrestres, determinar su composición, sobre todo si son rocosos como la Tierra o gaseosos como los planetas gigantes del sistema solar, Neptuno, Júpiter o Saturno. En algunos casos podrá hasta determinar si ese mundo puede albergar agua líquida y, por tanto, si puede haber vida en él.
La misión tiene una duración de tres años y medio, aunque probablemente pueda ampliarse más. Su trabajo se sumará al de otros instrumentos ya en órbita, como el Tess de la NASA, cuyo objetivo sí es escanear los cielos en busca de nuevos exoplanetas. “Aunque muchas de las estrellas que observaremos ya están fijadas, Cheops tiene la flexibilidad de poder cambiar los planes en caso de que Tess descubra algo extremadamente interesante”, explica Queloz. También es posible que allí donde mire este nuevo telescopio descubra nuevos exoplanetas que hasta ahora habían permanecido ocultos.
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